jueves, 6 de noviembre de 2025

RECUÉRDAME

 

Por: Dayanna Santos

Estudiante 1ro BGU

 

Cada día era la misma rutina: cerraba los ojos y, de nuevo, estaba ahí, en un extenso valle de flores hermosas, brisa suave y olor a campo. Amaba ese sentimiento: cerrar los ojos y sentir paz. Pero esta vez fue extraño: las flores desaparecían o yacían marchitadas, la brisa suave se convirtió en ventisca arrasadora y el diurno olor a campo se volvió amargo y putrefacto. Cada noche repetía lo mismo: cerrar los ojos y esperar el regreso de mi paz, pero los recuerdos empezaban a desvanecerse; ese aroma que me abrazaba, el sentimiento de sosiego y la caricia que me brindaba dicho lugar. Decepcionante fue el día en que abrí los ojos, luego de esperar volver a ver mi hogar. No había más flores ni sol brillante; ni siquiera podía recordar su belleza. En lugar de eso, me vi postrada en una camilla, en una habitación blanca con monitores titilantes. El frío silencio me lastimaba los tímpanos. Sentía unos pétalos secos rozar mis manos; no sé si fue mi imaginación o las flores que tanto amé me susurraban, frágilmente: ¨Mamita, acuérdate de mí¨.

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