Brillaron
con luz propia, con textos que superan la dulzona fantasía que a los zafios
convence. Nadie apagará los reflectores que sobre ustedes posan. Genuinos
discursos que, en lugar de disfrazar, desnudan y radiografían las cosas tal
como son. Sin necesidad de dar alaridos, ni vacuas charlas motivacionales supieron
llegar al buen e inteligente oyente. ¡Ay de los otros que cuando se les señala
la luna, miran al dedo!
Lo
hicieron y lo hicieron de manera extraordinaria.
Ahora,
lo haremos nosotros y les enseñaremos cómo es que se hace.
MSSB
LA SANTIDAD A TRAVÉS DEL TIEMPO Y EN LA ERA DIGITAL
Por: Maite
Arias
Estudiante,
9no ¨B¨
Buenos
días con todos y todas las presentes. Compañeros y compañeras participantes,
docentes, comité organizativo y jurado calificador. Hoy quiero hablarles sobre
algo interesante, curioso, pero sobre todo importante. Mi nombre es Maite
Arias, tengo 13 años de edad, pertenezco y represento a la Unidad Educativa
Juan Pablo II.
Cuando
pensamos en santidad quizás imaginamos personas de hace muchos años, personas
que hicieron grandes cosas como ayudar a los más necesitados o defender su fe
con valentía.
Como
Santa teresa de Calcuta quien dedicó su vida a cuidar y ayudar a los enfermos y
abandonados. También como lo hizo la hermana Clare Crockett, beata que dejó
toda su vida mundana para dedicarse a enseñar a los más necesitados. Juan
Bosco, un gran ejemplo de vida y amor por la juventud. O el patrono de mi
institución: Juan Pablo II, quien dedicó su vida a la defensa de todas las
personas.
Permítanme,
ahora, ahondar un poco más en la loable labor de Juan Pablo II. Además de sus
viajes por todo el planeta, Juan Pablo II escribió una considerable cantidad de
encíclicas. Una de ellas, para mí una de las más importantes, porque ha
influenciado a través de los años es Evangelium
Vitae, publicada en 1995.
Este
texto aborda la dignidad sagrada de la vida humana y la necesidad de protegerla
en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. En el
documento, el Papa condena prácticas como el aborto, la eutanasia y el
maltrato, considerándolas ataques contra la vida humana. Mediante un llamado a
la creación de una "cultura de la vida", llama a la sociedad a
promover el respeto, la solidaridad y el cuidado de cada ser humano, enseñando que
toda vida es un don divino que merece ser protegido. Este es parte del legado
de un santo que no se ha desvanecido pese a los años.
Tras
este paréntesis, continúo con el hilo central de estas palabras. La mayoría de
los grandes personajes citados con antelo eran gente joven que no sabía qué
hacer de su vida, pero cuando Dios llama, llama. No obstante, hemos de decir
que la santidad no es algo del pasado. La santidad sigue viva en cada uno de
nosotros, Dios nos llama a ser santos día a día en nuestras acciones y
decisiones. No necesitamos hacer milagros, sino vivir con amor, respeto y
honestidad.
Y aquí
es donde entra la era digital. Hoy en día pasamos demasiado en el internet en
redes sociales, videojuegos, etc. Y cabe cuestionarse: ¿Cómo podemos ser santos
en este mundo digital?
Ser
santos en la era digital significa usar la tecnología para el bien. Significa
evitar el odio en las redes sociales, no burlarnos de los demás, usar el
internet para aprender cosas buenas y nuevas, compartir mensajes positivos y
ayudar a quienes lo necesitan. Tal como lo hizo el beato Carlo Acutis, conocido
como en influencer de Dios, quien usó sus habilidades tecnológicas para
documentar milagros y apariciones marianas por todo el mundo. Sus últimas
palabras hablan por sí solas: ¨Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto
de vida¨.
Podemos
ser santos con pequeños actos, respetando a los demás con los comentarios,
evitando las mentiras, usando nuestras palabras para animar y no para destruir.
No
importa si tenemos 12 ,15 o 50 años. No importa si estamos en la escuela, en
casa o en el internet. La santidad es para todos.
Y
todos se preguntarán ¿Cómo puedo ser mejor cada día? ¿Cómo puedo usar lo que
tengo para hacer el bien? Es un camino que se recorre con amor, con pequeños
actos de bondad y con la decisión de hacer lo correcto incluso cuando nadie nos
ve, he ahí el secreto, porque la santidad no es cosa del pasado como muchos
piensan, sino sigue vigente, presente hoy en día.
Les
invito a reflexionar, a cambiar nuestra forma de pensar para ser santos en la
era digital e influir en el tiempo.
Por su
atención prestada, muchas gracias. Que estos aplausos sean para esos santos,
ejemplos de vida.
Gracias,
LA SANTIDAD A TRAVÉS DEL TIEMPO
Por:
Estefanía Clavijo
Estudiante,
3ro BGU
¨El desarrollo no es solo un hecho económico sino también
un hecho moral¨
Juan Pablo II
Muy
buenas con todas y todos. Les saluda Estefanía Clavijo de 3ro BGU de la Unidad
Educativa Juan Pablo II.
Resulta
grato tener la oportunidad y que se nos dé el turno de la palabra, el uso de la
voz con el propósito de poner sobre la mesa variopintos temas que necesitan ser
tratados. Ese camino tortuoso a la santidad, más en nuestros tiempos, es un calvario
moderno, una cuesta para valientes que desafíen el orden establecido y agiten
los ánimos para despertar consciencias, abrir los ojos y reconstruir esta
marchita sociedad. Ejemplos de esta vida tenemos varios: Don Bosco, Carlo
Acutis, Clare Crockket, Santa Teresa de Calcuta, San Juan Pablo II y la lista
es enorme.
Es
precisamente de Juan Pablo II de quien nos referiremos, pues además de ser el
patrono de nuestra institución, considero que su ejemplo de entrega, su
inquebrantable fe, su infinito perdón, en determinada, su santidad, lo
convierten en un referente para referirnos al camino de la santidad a través
del tiempo.
Hablar
de Juan Pablo II resulta muy relevante debido a su gran influencia por la lucha
de los derechos, su sempiterna firmeza en la defensa por la paz y la dignidad
humana. Sus encíclicas abordan la justicia social y la solidaridad, permítanme
hablarles brevemente sobre las mismas.
Sollicitudo Rei Sociallis o
Preocupación por los problemas sociales es una encíclica que fue escrita por
Juan Pablo II, publicada el 30 de diciembre de 1987, teniendo como contexto la
creciente preocupación por las injusticias sociales y económicas que enfrentaba
y aún enfrenta el mundo. Esta encíclica destaca varios aspectos que
necesariamente deben ser abordados.
En
primer lugar, se trata sobre el desarrollo integral, Juan Pablo II enfatiza en la
importancia no solo de lo económico, sino también de lo cultural y lo social;
así como la solidaridad entre los pueblos, promoviendo la cooperación y el
apoyo mutuo, llevados de la mano a la justicia social. San Juan Pablo II llama
la atención denunciando las desigualdades y promoviendo el respeto para que
todos y todas podamos vivir dignamente en todas las dimensiones de nuestra
vida, tratando, de este modo, de generar una igualdad de condiciones para la
humanidad. Juan Pablo II nos invita a reflexionar y a tener más conciencia de
lo que pasa en la actual coyuntura llena de miseria, injusticia y desidia
general.
Espero
su voz y su mensaje resuene con fuerza en nuestros corazones. Pues creo que la
fuerza de la palabra tiene la capacidad de hacer reflexionar a las personas a
través de diálogo, del amor y de la compasión como lo hizo Santa Teresa de
Calcuta, legado suyo que hace eco por en la dignidad humana.
Además,
al reflexionar sobre estas temáticas, es crucial recordar la encíclica Fe y Razón
la cual también está firmada por San Juan Pablo II. Este texto nos recuerda que
estos dos conceptos aparentemente opuestos, la fe y la razón, deben ir de la
mano. La fe nos impulsa a actuar con amor y compasión, mientras que la razón
nos ayuda a comprender la magnitud de las injusticias y a ser bueno con obras,
no solo con palabras, como lo hizo aquel hombre, santo y salesiano: San Juan
Bosco.
Ahora
me gustaría extender dos interrogantes hacia ustedes.
¿Hasta
cuándo seguiremos soportando la injusticia como si el silencio fuera una
respuesta aceptable?
¿Hasta
cuándo seguiremos callados mientras el dolor de los inocentes grita en el
abismo?
A lo
largo de estas encíclicas se nombran varias desigualdades que sufre el mundo
como la pobreza, gracias a una conciencia vacía -llámese conciencia llena de
hipocresía- dado que son muchos, millones los que carecen de esperanza, porque
su situación se ha agravado. La palabra abismo regresa a los labios
espontáneamente y catastróficamente, demostrándonos una forma de emigración en
los tiempos en los que pocos tienen mucho y otros muchos tienen poco.
No
obstante, a pesar de todo lo expuesto, muchas personas continuarán siendo
farsantes, es decir, individuos carentes de autenticidad, ética y santidad,
pues de qué sirve escribir una encíclica mientras nos encontramos sentados y al
mismo tiempo otros mueren de hambre; mundo en el que los santos son quienes
muestran solo sus buenas obras y malditos los otros que cometen errores y
tratan de enmendarlos. Señores, señoras estamos en una sociedad vacía de
pensamiento, dignidad y lejos de la santidad (si es que existe).
Y ya a
manera de colofón, me disculpan, por favor, la sinceridad de mis palabras, pero
si a algo estamos llamados, como buenos cristianos y honrados ciudadanos, es a
denunciar con bríos las injusticias… cabe cuestionarse ¿Cómo es que se puede
tener el descaro de criticar a otros mientras actuamos de la misma manera que
condenamos?
¿Haremos algo al respecto? Es tiempo de
sacudir la modorra y tomar acciones.
El
cambio debe ser ahora, porque el tiempo se nos agota…