Por:
Paula Bermeo
Estudiante,
4to ¨A¨
Buen
día compañeros, profesores, público en general y jurado calificador. Mi nombre
es Paula Bermeo. Tengo ocho años. Soy estudiante de cuarto año y represento
orgullosamente a la Unidad Educativa ¨Juan Pablo ll¨.
A
continuación, les hablaré sobre el tema que aquí nos reúne: ¡La santidad a
través del tiempo! Y para ello permítome, en primera instancia, referirme a la
santidad como ese don, esa virtud de vivir de manera buena, haciendo el bien y,
lo más importante, cerca de Dios. Dicho esto, tenemos varios ejemplos de
santos, pero hoy quiero referirme a un ser que, además de divino, es un ejemplo
de santidad y total disposición a Dios, nuestra madre celestial: la Virgen
María.
Hoy
les hablaré de la encíclica Redemptoris
Mater escrita por el patrono de mi institución: San Juan Pablo II, un gran
hombre y también ejemplo de santidad.
Este
texto dice que después de la anunciación, María visita a su prima Isabel quien
llena del Espíritu Santo proclama a María como bendita entre las mujeres y como
la madre del Señor. ¿Sabemos quién es María? Pues la mamá de Jesús y es
especial porque Dios la eligió para ser quien llevaría en sus entrañas al
Redentor. Cuando el ángel le dijo a María que iba a tener un bebé, ella, sin
dudarlo, creyó en Dios y dijo que, aunque no entendía muy bien cómo iba a ser
posible, confío que todo saldría bien. Y así fue.
Esta
entrega y obediencia de María es un claro ejemplo de santidad incluso para
nuestros días. María nos enseña a ser buenos, a ayudar a los demás. Cuando
rezamos a María es como si estuviéramos hablando con una amiga. Ella nos ayuda
y nos escucha todo lo que le platiquemos.
Vivan
de manera buena y cerca de Dios, así como lo hizo María. Dejémonos influenciar
y llevar por ella, confiemos en que siempre está a nuestro lado y que sea
nuestra guía para alcanzar la santidad.
Finalmente
me pregunto: ¿Cómo mucha gente aún no cree en María madre de Dios? ¿Ustedes
creen en María Auxiliadora vuestra patrona?
Porque
yo sí.
¨Reina
de los cielos, en tus manos pongo mi causa¨.
Gracias
Por:
Daniel Salazar
Estudiante,
5to ¨B¨
El
domingo salimos de viaje como con mis padres en bicicleta, mientras manejaba,
me di cuenta que el camino no estaba nada fácil, había muchas piedras, subidas,
bajadas. Tenía que estar muy atento para no caer en el camino y llegar junto a
mis padres a nuestro destino, sin embargo, el paisaje y los momentos vividos
eran hermosos Entonces pensé, el camino a la santidad es como un viaje en
bicicleta. A medida que pedaleamos, encontramos subidas y bajadas, curvas y
rectas. Pero, al igual que un ciclista que persevera en su camino, la santidad
requiere paciencia, fe y determinación.
Tal
como menciona San Juan Pablo II en su encíclica "Redemptor Hominis" de 1979. Este título, que significa
"EI Redentor del hombre", se refiere a Jesús, el centro de nuestras
vidas. San Juan Pablo II nos recuerda que lo más importante no es lo que
poseemos, sino quiénes somos. Jesús nos ama a todos, y nuestro sufrimiento
puede adquirir un valor redentor cuando lo unimos al sufrimiento de Cristo.
También
subraya que somos creados a imagen y semejanza de Dios, lo que nos otorga
dignidad y nos hace valiosos. En un mundo donde el progreso material puede ser
un obstáculo, debemos recordar que la enseñanza de Cristo hace un llamado a
ayudarnos mutuamente para construir un mundo mejor. También, nos habla del
Espíritu Santo, nuestro guía interior que nos inspira a hacer el bien y seguir
el camino de Jesús. Esta encíclica nos enseña que, en tiempos de cambio, Jesús
es lo más importante. Todos somos valiosos y debemos cuidar a los demás, confiando
en Dios incluso en los momentos difíciles. Siguiendo el ejemplo de Jesús y
escuchando al Espíritu Santo, podemos vivir con amor y felicidad.
Así
pues, al igual que una bicicleta necesita ser ajustada y mantenida para
funcionar correctamente, nuestra vida espiritual necesita ser cultivada y
nutrida para crecer en santidad. Debemos ajustar nuestras prioridades, mantener
nuestra fe y cultivar nuestra relación con Dios.
Como
dijo San Juan Bosco, "La santidad no consiste en hacer cosas
extraordinarias, sino en hacer las cosas ordinarias de manera
extraordinaria". La santidad no es sinónimo de quedarse atrás o de estar
chapado a la antigua. Al contrario, es un camino que nos lleva a crecer, a
aprender y a amar más profundamente. Es un camino que nos conecta con nuestra
esencia más profunda y nos permite brillar con nuestra propia luz.
La
santidad es como un viaje en bicicleta a través del tiempo, donde cada
pedaleada nos acerca más a Dios y nos permite disfrutar del paisaje de la vida
eterna.
Mi
nombre es Daniel Salazar soy de la Unidad Educativa Juan Pablo II y esto fue: la
santidad a través del tiempo.
Muchas
gracias.
Felicidades 🎉
ResponderEliminarMuy Queridos Daniel y Paula para ustedes mi más cálida felicitación por el mensaje expuesto que refleja la sencillez de sus corazones y la profundidad del amor a Dios y María Auxiliadora. Gracias por dejar en alto el nombre de nuestra institución
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