Por: Lcda. Cristina Zuña Vanegas
Docente
3ro EGB
La
disciplina es una habilidad fundamental que el estudiantado debe desarrollar
para alcanzar el éxito tanto en la vida académica como personal. Como docente,
la tarea de cultivar la disciplina resulta desafiante, a la par que
gratificante. La experiencia que he tenido como educadora me ha permitido
aprender diversas estrategias y enfoques para fomentar la disciplina en el aula
y en la vida de mis estudiantes.
En
este sentido, uno de los aspectos clave para forjar disciplina en el salón de
clases es fijar expectativas claras desde el principio. Esto implica comunicar
claramente las reglas y normas de comportamiento, así como las consecuencias de
no seguirlas. Al establecer un marco claro, los estudiantes comprenden lo que
se espera de ellos y son más propensos a actuar responsablemente.
Dentro
de otro orden de ideas, es importante fomentar la responsabilidad personal.
Animar a los estudiantes a asumir la responsabilidad de sus acciones les ayuda
a comprender las repercusiones de sus decisiones y a desarrollar un sentido de
autodisciplina. ¿Cómo hacerlo? A través de actividades en las que se el propio
estudiante decida y reflexione sobre los posibles efectos de sus actos.
Otro
aspecto crucial es el establecimiento de rutinas y estructuras en el aula. Las
rutinas proporcionan a los estudiantes un sentido de seguridad y
previsibilidad, lo que ayuda a reducir los comportamientos disruptivos. Además,
las estructuras claras en las lecciones y tareas facilitan a que los
estudiantes se enfoquen en sus asignaciones y trabajen de manera más eficiente.
La
consistencia y la constancia también desempeñan un rol fundamental en el
desarrollo de la disciplina áulica. Mantener reglas claras, ser perseverantes y
consistentes hace que los estudiantes no olviden las expectativas que se tienen
de ellos; por otro lado, omitir aspectos básicos en tanto al manejo de un grupo
lleva a confusiones y sobre todo a desenlaces inesperados.
Finalmente,
incentivar a la motivación intrínseca estudiantil es esencial para una buena y
fértil siembra de disciplina a largo plazo. Es por ello que se debe inspirar a
los estudiantes a encontrar significado y propósito en sus tareas, así de
mantenerlos comprometidos y enfocados en sus metas académicas.
En
definitiva, la disciplina es una habilidad clave que los estudiantes necesitan
para tener éxito en la vida. Como docente, el establecimiento de expectativas
claras, la estimulación de la responsabilidad personal, la creación de rutinas
y estructuras, la consistencia en las reglas y consecuencias y el fomento de la
motivación intrínseca son elementos trascendentales para forjar la disciplina
en los estudiantes. Aunque este meticuloso proceso sea desafiante, los
resultados positivos en todos los ámbitos de la vida de los estudiantes hacen
que valga la pena todo el esfuerzo invertido.
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