jueves, 8 de febrero de 2024

ENCONTRAR LIBERTAD EN LA IGNORANCIA

 

Por: Lic. Viviana Castrillón V.

Docente de Inglés y tutora 10mo EGB


Cuando crecemos se nos repite que la vida la tenemos a nuestra disposición, que el tiempo está a nuestro favor y la juventud es una llave maestra capaz de abrir cualquier puerta.

En este pequeñísimo camino que voy recorriendo, estas palabras cobran más sentido y me convenzo cada día de que la ignorancia de alguna forma nos libera, porque cuando entiendes que realmente eres joven y las responsabilidades que desempeñas aún no son ni la mitad de lo que serán, entra la culpa por sentir cansancio, el remordimiento por quejarte y el afán por atesorar cada momento. Como si el almacenamiento de la nube de mi mente esté a tope y deba empezar a seleccionar qué se queda y qué se va, qué quiero seguir recordando y qué no vale más la pena.

Sin duda mi paso por la escuela y el colegio me dejaron anécdotas, experiencias, amistades, valores y sinsabores, pero me sobresalta las imágenes borrosas que proyecta mi memoria de aquellos años. Encuentro pasillos con sombras, no con personas, hay voces y risas sin rostro, consejos y palmadas en la espalda de figuras altas que se desvanecen en cuanto levanto mi cabeza. Y de repente están particulares personajes con un tono de voz específico, manos largas y delgadas, olores particulares, que se posicionan en mi memoria como protagonistas de los escenarios más grises de mi infancia. Recuerdos tan lúcidos que me transportan con calidad 4K a los momentos más infames.

¡Cuán ingrata y satírica eres memoria mía!

Hoy de alguna forma e irónicamente vuelvo a los uniformes de 7 a 3, a los timbres de cambio de hora, esquelas y recreos. Pero ahora soy quien no se puede dormir al fondo de la clase, quien no se puede olvidar el deber, soy la ¨Our Father¨. Cuan efímeras son las horas de clases y qué permanentes llegan a ser las conversaciones dentro de ellas. El arte de enseñar a diario me acorrala sin éxito hacia la introspección, la madurez y la inteligencia emocional.

Mi mayor respeto y aprecio a quienes han aceptado esta vocación, pues es verdad: ¨La educación es cuestión del corazón¨. Sin duda qué responsabilidad tan grande el ser parte de la vida de las masas más jóvenes, qué honor entrar a la memoria de los demás y qué temor de pronto ser protagonista de anécdotas de infancias ajenas en la sobremesa.

¿Cómo llenar los zapatos de una mujer que sin esfuerzo enciende de sonrisas los corazones y llena de cariño a las juventudes ¿Cómo llenar los zapatos de un hombre sin calzado que merodea sus memorias? ¿Cómo superar expectativas de un nombre sin rostro?

Aunque cada día encuentro más dudas que respuestas, creo que al final intento aprender a aprender. Aceptar que estoy aprendiendo y entender que nunca se termina de aprender, mucho menos terminamos de entendernos. Aprender que no soy, ni seré, se me olvida.

1 comentario:

  1. La vida es la vida y hay que vivirla con optimismo y entusiasmo. Buen profe!

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