jueves, 18 de diciembre de 2025

FELIZ NAVIDAD

 


Por: María Paz Uguña Andrade

Miembro Club de Periodismo ¨El Observatorio¨

 

Estaba caminando en una calle desconocida. Me encantaba ver los árboles de Navidad en los centros comerciales, pero sentía una melancolía sobre mi vida. La Navidad siempre me ponía feliz. Recordé con qué iniciativa salía, tanta que desbordaba mi corazón. Decoré mi casa todo lo que podía, recorté copos de nieve de papel de mi cuaderno y los pegué en mi mísera ventana; decoré una planta que tenía siempre en el rincón, hasta que llegó mi hermana. No entendí, pero siempre tenía un fuerte resentimiento con nuestro origen. Vio mis adornos y cayó en cólera, empezó a romper todo y yo solo me preguntaba el porqué de sus acciones, dolía porque éramos igual que esa pequeña familia que todos vanagloriaban en la iglesia, solo con el defecto de ser once y que la gente nos despreciaba por nuestro origen, aunque los textos antiguos decían lo mismo de esa familia como si fuéramos nosotros, pero nunca hubo ayuda. Mi padre llegó con su tono de burla y pronunció palabras que fueron como cuchillos en mis venas: ¡Ya llegaron los millonarios a decorar, recuerda tu maldito lugar en este mundo! Él también era analfabeto, pero desde ese día decidí que yo no sería así, estudié, me esforcé, dividimos todo mi cuerpo para salir de ese cruel destino ya forjado, pero mi apellido no me dejó conseguir mis metas.

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