Por: Jhonny Guamán
Estudiante 3ro BGU
Capítulo
IV
Caminó hasta llegar a unas
montañas que parecían que estaban rasgando el cielo. Cerca de ellas escuchó una
melodía que lo tranquilizaba, cautivado intentó encontrar de dónde venía esa
melodía cuando, de la nada, apercibió un olor… era de comida. Le volvió esa
sensación de hambre que había desaparecido, siguió caminando con ansias de
comer algo, pues desde que llegó no había comido nada. Siguió la melodía y el
aroma lo guio hacia una puerta vieja en medio de dos montañas. Dudó si entrar,
sabía que ese lugar no era de confianza. Su mano empezó a temblar, un hombre
con velo blanco le tocó el hombro y lo invitó a entrar, se presentó como
Virgilio y cortésmente se despidió, se dio cuenta que era un restaurante, no
era una casa como pensaba. Sorprendido vio cómo explotó el lugar, se dio cuenta
que afuera en el desierto no hacían caso a la física, en el restaurante peor. Mientras
caminada vio a aquel genocida…
Johnny en las primeras oraciones me hiciste ver las hermosas montañas del CaN Can en la cuenca del Yanuncay y luego un final completamente inesperado 😅
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