Por: Edward Álvarez
Estudiante 10 EGB - 1ro BGU
No sé quién soy, ni a dónde
voy.
A veces pienso que la
felicidad nunca llegará,
que aquellas palabras no
existirán,
que aquellas palabras jamás aparecerán.
Son aquellos seres indefensos,
aquellos humanos que no les
importa nada,
aquellos cuyo dolor más grande
es el raspón de la rodilla
y cuya tristeza más grande es irse del parque.
El mundo es un caos,
todos se hacen daño y estamos todos dañados.
tengo miedo de que aquellos
niños sean corrompidos,
de que los humanos rompan sus
sueños,
de que los conviertan en seres que hacen daño,
seres que solo les importa el bien de ellos
mismos.
El pensar que todo esto acabará,
el pensar que todos sufrirán,
el pensar que no hay vuelta atrás,
me causa una sensación nunca
antes sentida:
¡miedo!
El miedo de que aquellos niños
no tengan dónde estar,
que no tengan un lugar donde vivir,
que sean maltratados,
golpeados, que los dejen dañados.
Los humanos solo causan daño y si ustedes
fueran aquel niño
que suplica ayuda, que pide caridad,
no los entiendo, malditos.
Cada vez que un niño de la calle desaparece,
no hacen nada, no dicen nada,
pero si fuera un niño de una buena familia,
todos oran, suplican, incluso
donan dinero para salvarlo, ingratos.
Malditos, tantos niños en la
calle sufren y lloran,
y ustedes, humanos qué hacen,
solo les miran mal,
incluso los escupen, los humillan por ser
pobres,
esa maldita palabra ni siquiera debería
existir,
acaso no les da lástima.
Si ustedes estuvieran ahí en esa situación,
tantos niños de la calle que mueren, son
secuestrados,
vendidos e incluso usados como
esclavos.
No salen ahí a defenderlos,
no dicen nada en ese momento, no.
Pero si fuera algún rico,
algún famoso, el que es usado,
vendido, ahí sí protestan,
hacen tanto drama por alguien
que solo les ve como una pequeña hormiga
que trabaja para mantenerlos.
Ven a un niño drogándose,
muriendo y no lo ayudan,
ven niños que roban y los apedrean
y solo les miran como si
fueran basura.
En cambio, ven a un famoso
drogándose y qué dicen,
que su infancia fue difícil.
Ven a los presidentes robar
y no hacen nada.
Humanos, ya no los entiendo, ya no sé qué
desean.
Dañan a aquellos niños que
están llenos de sueños,
esperanzas, que desean ser
escuchados, pero nadie les presta atención.
Muy buena reflexión
ResponderEliminar!enhora buena! En ti hay sensibilidad.
ResponderEliminarLa felicidad no es un destino, es un camino.
Recordémoste a las palabras de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”