Por: Ismael Buni
Estudiante,
10mo
Siempre
creí que las cosas eran así, que todos comían solos, que todos hacían sus
deberes sin pedir ayuda, ni a papá ni a mamá, pero no sabía por qué había una excepción
en las casas de los amigos. Cuando llegábamos, no teníamos que cocinar y sus
papás nos preguntaban ¨ ¿Cómo nos fue? ¨, ¿pueden creer eso? y lo más raro es
que se quedaban a ayudarnos con nuestro trabajo. Esto sucedía en todas y cada
una de las casas de mis amigos, lo que me hizo pensar que, si es así en todos
lados, el problema era yo.
¨¿Qué
clase de bastado habré sido para que ni un alma viniera a buscarme?¨
Me
pregunté mientras, una vez más comía en una casa completamente vacía; aunque,
hoy, a diferencia de ayer, compré dos velas, una con el 1 y la otra con el 4. El
eco de las paredes me devolvía la pregunta una y otra vez, el fuego de las
velas se reflejaba en mis ojos que poco a poco se llenaban de lágrimas de
eterna soledad y con mi voz completamente partida inicié ¨Cumpleaños feliz, me
deseo a mí...¨.
Increíble cuento, representa la realidad de muchos, felicidades por tu obra.
ResponderEliminarIsmael un fuerte abrazo
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