Por: Matheo Cabrera
Estudiante, 1ro BGU
Por ti aprendí lo que es el propósito de
la vida,
vivir una sola vez para amar, reír y
recordar 
esos momentos que quedarán grabados
en los jóvenes locos que éramos.
Quizás el destino nos fue
separando, que por más ternura
que había, esa locura inesperada 
nos fue alejando para siempre.
No hubo ni un adiós, ni un perdón. 
Hubo el dolor de saber que no 
se pudieron decir el último: 
Te amo deveritas
deveritas. 
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