Por:
MSSB
Baila.
Baila, conmigo, alta, blanca y huesuda mujer. Sí, baila conmigo, envuélveme en
tus negras y anchas vestiduras. Sacúdeme con tu indecible fuerza con la que
tantos hombres has recogido. Sí, estreméceme con ese desalineado y tosco
movimiento de tus caderas desdeñadas al que otros cuantos han sucumbido.
Endulza mis oídos con el crujir de tus pasos dobles y tus vueltas amaneradas.
Sí, tócame con esas frías manos sin uñas y revolotea tus finas muñecas en el
aire pestilente. Sí, apoya a mi pecho esa cabeza sin pelo. Bésame en la
ausencia de tus labios. Encuentro en las negras cuencas de tus ojos el sentir
de todos; hallo en tu hálito el soplo de la vida.
Aunque
la balada no se baile, acompañemos al viejo vinilo. Baila, bailemos. Cuando
quieras, acerca a mi cuello tu oz y baila, baila, baila mientras me refugio en
tus brazos, amada, querida, deseada, odiada, temida santa muerte.
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