Por: Diana Hurtado
Estudiante, 2do BGU
Esta mañana me he despertado, pero no he logrado encontrarte, te busqué en mis sueños y me desperté llorando, le hablé a mi mamá de ti, te busqué en el patio, también en la cocina, pero sigo sin entender dónde estás; según yo estábamos jugando a las escondidas, pero sal ya.
Ayer vi llorar a Mamá, no supe cómo consolarla, le prometí que ibas a regresar, pero han pasado varias semanas…
Limpie tu habitación, porque sé lo mucho que te incomodaba tenerla sucia, ya recogí mis juguetes y limpié las paredes.
Pero sigue sin aparecer…
Ayer papá vino con flores a la casa, se las entregó a Mamá. Han pasado dos años y los veo
un poco más felices ¿por qué te olvidaron?
Yo aún te extraño.
Aún veo tus fotos y anhelo tus abrazos.
Ayer me desperté, te volví a soñar,
estabas tan bonita, vestías de azul, tus ojos cafés se cruzaron con los míos y
no pude evitar llorarte una vez más.
No pude evitar recordar las salidas al parque, los helados, salidas las cuales se han convertido en marchas con carteles con tu rostro impregnado, se han convertido en injusticia divina, en tu olor en cada esquina, se han convertido en mis lágrimas y en promesas vacías.
¿Por qué irte así, tan de repente?
Aún no logro entenderte.
Han pasado tres años.
Tu cuerpo ha sido hallado.
Te llevaron al matadero y te dejaron con
el corazón hecho pedazos.
Tu alma hallamos hundida en agua,
cubriendo lo poco que quedaba de tus lágrimas,
las flores de papá se convirtieron en angustia al verte en las noticias.
Los sueños volvieron ahora con más fuerza,
queriendo venganza, queriendo tenerla, mis ojos te extrañan, mi corazón te ama.
¿Y si retrocedemos el tiempo y nos vamos
de acá?
No quiero soñarte más.
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