Por: Danna Belén Bermeo
Estudiante, Noveno EGB
Aquel día, en el que me arrebataron la vida, una espada contra mi inocente lanza, mi sangre llena de dolor, emociones, chorreando por mis músculos ajetreados de luchar, luchar por mis warmis, mi familia, mis mashis, por todo mi pueblo que esperaba lo mejor de mí; pero ese cuerpo cubierto de metal, refinado en oro que portaba ese libro del altísimo al que iba a adorar, me derrotó con su fe a unas cruces de madera, solo me queda rogar a Pachacámac para que mis guaguas queden a su resguardo y puedan liberarse de los sufrimientos de los blancos que vienen a des-razar a mi raza.
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