María José Uguña Andrade, estudiante 10mo EGB
Ganadora del Intercolegial de Literatura ¨Jorge Dávila Vázquez¨
Lloró con sentimiento el
Illaka
Regalo
del cielo, así le llamaba Doña Rosita a su hija, quien tenía por nombre Eluney.
Ella, conocida por vivir en casita de madera y por desayunar buñuelos de yuca,
vivía aferrada a algo. Dolor en su mente como en su alma; decía que nació
indígena, humillante castigo. Pobre aquella niña que recuerda con su amor su ¨Sonko
Paqta¨. Niña que en mujer se convirtió, se esforzó en desaparecer de ella
misma, miedo que conozcan su ser. Miedo a la lucha de sus ¨ machu tayta ¨
tuvieron que hacer. Pobre Eluney, que al final el temor la devoró y que se
desintegro por las palabras de sus compañeros que en ella marcaron: ¨India¨, ¨chola¨,
¨mitaya¨… Eluney, al fin, murió dejando su orgullo en alguien que, con palabras
deshonestas, maldijo su honor. Eluney, Eluney, fuiste el regalo del Cielo Doña
Rosita, corajuda mujer indígena.
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