Por: Lic. Andrés Matute
Docente, 5to ¨A¨
Pasé de enseñar en séptimo, con estudiantes con sus
preguntas profundas, sus rebeldías dulces y sus primeros pasos hacia la
autonomía, a encontrarme con niños de quinto, llenos de curiosidad y risas espontáneas.
Fue un cambio que, al principio, sentí un reto, hasta
que entendí que era una renovación del alma docente.
En quinto, todo vuelve a ser mágico, un dibujo te
conmueve, una pregunta inocente te hace replantearte el mundo, y un ¡Gracias profe!,
te llena el corazón por días. Aquí no se trata solo de enseñar contenidos, sino
de sembrar valores, paciencia, confianza y aprender, otra vez, a maravillarse.
Dejé las discusiones complejas de la pubertad para
abrazar los abrazos sin vergüenza, los: ¿Profe, me ayuda?, los cuadernos con
borrones y corazones y las risas que estallan por nada y por todo.
No bajé de grado, subí de propósito.
Porque a veces, para seguir creciendo como docente,
hay que volver al lugar donde todo empieza.
Tiene un excelente curso profe Andrés
ResponderEliminarMuy lindo, inspirador y motivador.
ResponderEliminarReconocemos y agradecemos su dedicación y pasión por la enseñanza, su trabajo es fundamental en la formacion de los estudiantes de quinto de básica, y su influencia positiva puede tener un impacto duradero en sus vidas. felicitaciones profe!
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