Por: Valeria Michelle Castillo
Estudiante
No importa
la condena perpetua
si soy el
culpable de mi propia sangre en la vena,
también la
razón de mis letras,
solo la
búsqueda de mi propia sombra.
Mis
decisiones llevan a una puerta sangrienta,
donde puedo
sentir en mi esa presencia,
leyendo mis
propias letras, con el corazón poemas,
y con mis
lágrimas, a eso que se llama tristeza.
Mi tinta en
sangre, busco mi propio rastro,
mi propia
culpa, mi sangre,
con mi
tinta llena de sangre,
eso por no
saber amarme.
Habito en
mi tristeza, donde me espero,
con mi
corazón abierto,
listo para
recibir el impacto,
de mi
propia ausencia.
Aquí estoy,
acá seguiré,
esperándome
en esta puerta,
donde me
abrazo con la misma gentileza de un osmio,
donde me
amo con la misma fuerza de mi porcelana.
Buenísimo, una bestia en toda la extención de la palabra
ResponderEliminarNa na de locos me encanta la parte en la que husa las metáforas
ResponderEliminarUna fiera, una máquina, belleza en toda la extención de la palabra
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