Por: MSSB
Para JMC y ¨mis¨ alumnos:
Octubre, 2018
- - ¿Cuál es
tu nombre?
- - Mateo.
- - Búscame
después de clase- lo busqué.
- - ¿Te gusta
la investigación?
Diciembre, 2023
- - Mateo, mantén
el lineamiento.
Fueron sus primeras y últimas
palabras hacia mí. Rara vez dejo que la pluma desenmascare mi profundo sentir y
exponga mis sentimientos más atiborrados. Pero esta noche sucumbo entre
lágrimas y recuerdos. Recurro, entonces, a la soberbia y terca escritura a fin
de aminorar o liberar, en algo, la nostalgia de tu memoria, que, de ser
posible, no lo es, pero, al fin y al cabo, escribo.
- - No me
digas ¨profe¨, no me insultes más. Tutéame.
Aprendí de la Editorial que tú
fundaste más que en el corral para gente que acaba el colegio y se mal prepara
para la vida adulta por nueve o diez semestres, ¨universidad¨, le llaman. Y
ahora intento replicar, al menos lo intento, tu gran hazaña. ¡Vaya atrevimiento
el comparar tu loable gestión con la paupérrima mía!
- - Esto que
hemos hecho es nada. Modestia, ante todo. Ahora a seguir que no hay de otra.
Me hubiese gustado que conozcas a
¨mis¨ alumnos y alumnas. Los viste, a algunos, por fotografías y la virtualidad,
pero quedará imperecedera esa espina enconada, ese sinsabor, ese maldito
sinsentido de aquel deleznable 14 de diciembre de 2023 cuando una llamada, a mitad
de la mañana, me desconcertó y cambió. Ah, la muerte es lo único seguro en la
vida, ¿para qué nacer, pues?
- - ¿Qué pasa,
muchacho? ¿Quieres moderar la presentación de un librito?
Estuviste siempre para nosotros,
para mí. Prometo a quien lea y sienta para sí esta dedicatoria que estaré
presente y apoyaré en todo lo que esté a mi alcance y más, porque considero esa
es la misión de un verdadero no ¨profe¨, sino profesor.
JMC
Amigo:
Joder, chacho!
Mares cruzas, canario,
Con altos, gallardos vuelos,
A ultranza, libertad tu bandera.
Siembras, varias veces en infértil tierra,
Tus mil batallas perdidas, otras más ganadas.
El aroma a cigarrillo, a libro, tu
distintivo;
La boina, las gafas, tu marcado estilo;
La ágil, vivaz e inteligente mirada.
A La Mancha te debes, caballero
-an-Ndante de triste figura.
Oh dicha mía
un
lustro
compartido!
¿Mantengo el lineamiento? Sí,
amigo, lo mantengo y mantendré. ¡A por
ti, José Manuel!
Venga, hasta ahora; aunque
paradójico: ¨Hasta que la vida nos vuelva
a encontrar¨.
Que hermosa amistad, casi inusual, a través de su mirada he podido conocer el valor de Juan Manuel, como amigo, profesor innovador y motivador. Él encontró suelo fértil para sembrar, aunque no le conocimos en persona, lo tendremos siempre presente en usted Mateo, en su labor docente
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