jueves, 11 de enero de 2024

110 ¡NO SE PUEDE Y NUNCA SE PODRÁ! 111

MSSB

Si está usted medio al tanto de la actual situación, siga; si no, igual, siga. 

Muy al contrario de lo que, a todo pulmón, miles de encandiladas voces vitorean en esos encuentros deportivos, cuando juega la selección ecuatoriana, a la que, por cierto, los ciudadanos fanáticos la humillan, la desprecian y la insultan cuando alguno de sus integrantes falla el remate a portería, aun cuando minutos atrás corearon fervientemente, mano en pecho, el Himno compuesto por un italiano; muy al contrario: ¨¡No se puede y nunca se podrá!¨

Al parecer cometimos un fatal error: no ingerimos a tiempo las doce uvas en fin de año, pero no fue culpa, pues para pasarlas necesitábamos champagne y, como es costumbre, no avanzó para todos quienes estábamos en la mesa; de hecho, a duras penas alcanzamos un par de uvas. Quizá por eso las desgracias, al igual que el fenómeno del Niño, nos han llovido a cántaros. ¡Y ni siquiera hemos cruzado la quincena del primer mes! ¿Será que llegamos a la lluvia de abril, a la brisa veraniega o a las fiestas decembrinas? Feliciano lo cantó y aquí lo redactamos: ¨¿Qué será? ¿Qué será? ¿Qué será?¨

Lo acaecido, hermano Sancho, es harto complejo, mas si el odio y la cerrazón posan galantes en los toscos corazones y en las tzántzicas cabezas del conglomerado nacional. ¿Cómo una sociedad tan ¨viva¨ puede ser tan ¨mushpa¨? No falta quien culpa, con infundadas causas, a regímenes políticos pasados, tampoco se extrañan absurdas conspiraciones, ciegas incredulidades y copiosas certezas apocalípticas. Punto y aparte, y en este caso: seguido, merece una idea mal concebida, en estos últimos días, dentro de ponzoñosos vientres, algo así: ¨Los milicos tienen que entrar con todo y dar bala. Si ellos -entiéndase a quienes ¨ellos¨ nos referimos- no tienen pena de matar, ¿por qué uno sí debería? Bien está que les den de baja a esas lacras¨. Surge, entonces, una interrogante en tanto a la zafia necesidad humana y ecuatoriana de polarizarse, cuestionamientos ante la urgencia de creerse superiores morales, preguntas sobre el odioso egoísmo: ¨Es que es él o yo¨.

No faltará quien tilde de zurda nuestra pluma. Lo cierto es que a este pedazo de tierra -Ecuador, le llaman- no lo salva ni el mismísimo Dios, aunque venga por vez segunda. La verde esperanza se ha podrido.

Compartimos un microrrelato que algo tiene de relación con las anteriores líneas...

Amaneció con sus ojos volteados, totalmente volcados hacia las cuencas internas. Así como nadie ha visto la otra cara de la Luna, así tampoco el hemisferio oculto de los ojos, hasta que los abrió: un blanco mucoso, enceguecedor, baboso, palidezco, asqueroso. Por su parte, bien, dejó de mirar, no perdió un sentido, al contrario, ganó mucho; ahora, finalmente, podía ver su interior: nada. 


¡Feliz y próspero 2024!





1 comentario:

  1. O también deberíamos analizar lo que decía Martin Luther King. “Sueño con el día en que el buen derrotado vencerá al mal triunfante. Ánimo que esto termina!

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