(Emily Camila Siguencia Abril, estudiante Tercero BGU)
Se siente el calor en los rostros de mi gente
y quieren que seamos obedientes,
que ocultemos nuestros dientes,
¿pero cómo hacerlo?
si ellos están miente, y miente.
Son muchos los inconscientes que se mezclan con nuestra lucha
que apenas nos dan oído, pero nos gritan que no se escucha.
Sangra mi gente, sangra mi pueblo,
pero la lucha ¡no se escucha!
¡Impotencia!
Impotencia ante la imponencia de los títeres sin cara,
ojalá, esos mismos, que nos miran desde arriba se apiadarán
callarán sus voces vacías y nos escucharán.
Aprenderían y entenderían
que al pueblo nos desquicia la enorme falta de justicia,
le rogamos a Dios porque nos falta un juez.
Señor Presiente,
estoy segura de que es un demente,
esos diez centavos, así sea con rapidez no suman un sueldo,
y solo nos avientan al desnivel del poder.
Mientras sangra mi gente, sangran mis hermanos
y solo pedían solidez, validez y reconocimiento,
pero ahora en su palidez los veo fallecer.
¡No lo puedo creer!
Solo aquel que pueda poseer el mando
puede apuntar alto.
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