Por: Martina Brito
Estudiante, 9no ¨A¨
La amistad no llega con truenos ni
ríos,
nace en silencio, entre gestos
sencillos.
A veces comienza con una mirada,
otras con risas que estallan de nada.
Es esa presencia que no hace ruido,
pero que en la sombra te cubre el abrigo.
Es mano tendida cuando caes al suelo,
y el eco constante que calma tu duelo.
Un amigo es faro cuando hay niebla
densa,
es puerto seguro, sin pedir
recompensa.
Es quien te conoce sin muchas
palabras,
y aún en tus ruinas, jamás se separa.
Ríe contigo sin miedo ni envidia,
te aplaude en la cima, te espera en la
orilla.
Comparte tu historia, tus días
inciertos,
y guarda tus sueños como secretos.
En la adolescencia, tan llena de
cambios,
la amistad florece entre tantos
quebrantos.
Es esa certeza cuando todo es raro,
de que alguien te elige y te quiere a
diario.
No exige disfraces, no busca
apariencia,
acepta tu caos, tu luz y tu esencia.
La amistad de niños y adolescentes es la más fuerte y sincera, lo has descrito en forma clara y transparente. Felicitaciones Martina, me encantó
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